VISIÓN GLOBAL DE LA
PEDAGOGÍA LATINO AMERICANA
Desde
hace por lo menos una década la pedagogía LATINO AMERICANA viene
insistiendo en la necesidad de enfrentar cambios radicales en la educación
formal de las nuevas generaciones. Las ideas más generalizadas plantean que la
sociedad está entrando en una nueva era marcada por la revolución de las
tecnologías de la comunicación; según este argumento, se debe replantear el qué
y el cómo de la enseñanza escolarizada, para no seguir compitiendo de manera
desigual con estas tecnologías que están convirtiendo a la escuela en un
dispositivo obsoleto.
La
educación antes de la era moderna
La
educación no siempre dependió de la institución escolar. Durante muchos siglos
las sociedades utilizaron mecanismos diferentes a la escuela para reproducir
sus valores y sus maneras de pensar. La manera de ver el mundo de esas
sociedades estaba regulada por un conjunto de rituales que no tenían que ver
con un maestro, un salón y unos estudiantes recibiendo clase de lectura o de
geografía. La historia de la educación había tenido, antes de nuestra era
moderna-occidental, otro tipo de prácticas, de instituciones y de sujetos que
la hacía incomparable a la que hoy tenemos. En Europa, antes del siglo XVI o
quizás del XV, la educación era un asunto propio de la Iglesia y se refería
fundamentalmente a las prácticas de la fe. Además de la catequesis, la acción
intencionada de educar a la población no era un asunto importante. En América
este fenómeno perduró hasta la segunda mitad del siglo XVII. Antes, las
culturas llamadas genéricamente precolombinas practicaban otro tipo de rituales
muy distintos, relacionados con los papeles diferenciados que los hombres y las
mujeres representaban en sus sociedades.
La era del
Estado docente
La
historia de los Estados modernos es la historia de los sistemas de instrucción
pública; a partir de entonces la educación de la población se convirtió en un
asunto estratégico y sus prácticas se escolarizaron. Educar ya no era acercarse
a Dios solamente, sino instruir en los rudimentos de las letras, las ciencias,
los números, y, por supuesto, también en la fe. Allí emergieron nuevos sujetos
(el escolar y el maestro) y una nueva institución (la escuela). Las repúblicas
liberales que se comenzaron a gestar en América desde finales del siglo XVIII y
luego en todo el mundo occidental durante el XIX, institucionalizaron este modo
de ser de la educación. Desde entonces el Estado asumió la función educativa
(por eso se llamó Estado docente) y su aparato se fue sofisticando cada vez más
en busca de la regulación absoluta de la enseñanza. La escuela se convirtió en
el último eslabón de aquella compleja cadena que terminó llamándose sistema
educativo. La estructura vertical que ordenaba este edificio burocrático hizo
del maestro un funcionario a quien le correspondía representar la voluntad del
Estado en la tarea educadora.
Durante
casi cuatro siglos en Europa y casi dos en América, la institución escolar fue
prácticamente el único medio a través del cual se podía expandir la
«civilización occidental». El proyecto ilustrado de educar para alcanzar la
perfección humana en cada individuo solamente podía hacerse a través de la
escuela, pues no existía otro dispositivo de comunicación más eficaz, a no ser
la prensa. La sociedad industrial que estaba creciendo necesitaba transformar
las costumbres ancestrales de las comunidades campesinas (en Europa y América)
e indígenas (en América). Nuevas actitudes frente a la vida, nuevas estructuras
familiares, nuevos hábitos personales, en fin, nuevos sujetos sociales, eran
necesarios para impulsar el «progreso» y el crecimiento económico que el
capitalismo jalonaba con tanto ímpetu. La tradición oral y las costumbres más
ancestrales se llamaron entonces analfabetismo y superstición, y se
convirtieron en el símbolo del atraso y en el freno al progreso que parecía
irreversible. El pensamiento práctico y la lógica formal debían reemplazar las
mentalidades y las cosmogonías de las comunidades «tradicionales». La lectura y
la escritura, la aritmética y la ideología patriótica, eran los baluartes con
los que la escuela debía emprender la cruzada civilizadora que allanaría el
camino del progreso. Sus rituales más representativos: el orden, la disciplina,
el pizarrón, el salón de clase dividiendo a los niños por edad y por género, el
pasar lista, el reglamento, las filas, las lecciones, los ejercicios físicos,
los textos o manuales, la memorización, el uniforme, los exámenes, etc., eran
símbolos de este nuevo orden modernizador. La escuela fue en ese momento la
punta de lanza y la expresión más clara de aquel orden emergente; fue la
herramienta más eficiente, el aparato más exitoso, el invento más perfecto para
expandir con rapidez a todos los rincones el conocimiento y la moral que
requería la modernidad. El libro impreso jugó allí un papel muy importante.
El Estado
era el responsable de esa tarea civilizadora. La escuela, y por lo tanto el
maestro, los edificios, los manuales y los escolares, eran su responsabilidad.
Nadie mejor que él podía garantizar la correcta administración de tan delicada
misión. Nadie mejor que él para garantizar la unidad de criterios y de
contenidos con respecto a lo que la época requería. El Estado era funcional a
la escuela y viceversa, gracias a aquel aparato complejo en que se
constituyeron los sistemas de instrucción pública.
Ahora
bien, alcanzar la eficiencia y el control pleno no fue fácil. Por supuesto eso
pasó por todas aquellas contradicciones políticas y de clase que se expresaron
entre los actores que se disputaron durante esos años su control. En particular,
disputarle la función educadora a la Iglesia (mater et magistral), que la había
detentado durante tantos siglos, fue muy difícil y provocó incluso guerras en
varias regiones del mundo occidental.
Toda la
parafernalia que el Estado liberal moderno fue construyendo en torno a su
función educadora se tradujo en intrincadas y sofisticadas leyes, normas y
reglamentos, así como en pesados presupuestos que determinaban el éxito o el
fracaso de la empresa alfabetizadora.
La
educación escolarizada, como ya dijimos, era prácticamente el único medio que
se tenía para acceder a lo que entonces se denominó cultura universal o
moderna. Quien no lograba obtener por lo menos dos años (luego cinco y después
ocho y nueve) de escolaridad se consideraba analfabeto, condición que se
asociaba con pobreza y atraso. Incluso se llegó a sostener que la educación
escolar era una de las condiciones necesarias para enfrentar y superar la
pobreza de las regiones más atrasadas del mundo. Los conocimientos y los
valores adquiridos en ella eran suficientes para que una persona sobreviviera
el resto de la vida en medio de las exigencias de la sociedad industrial.
Se
desarrollaron las ciencias pedagógicas, la psicología infantil e incluso la
antropología educativa, en el supuesto de que este tipo de aprendizajes era
indispensable para el proceso de hominización. Surgieron teorías acerca de lo
que significaba ser hombre o mujer y se separaron claramente las etapas de
crecimiento, los primeros años de vida, del resto, para configurar lo que hoy
conocemos como infancia. El supuesto con el que se trabajó fue que los
aprendizajes eran posibles en esos primeros años, porque en ellos se fijaban
mejor que en la adultez. Ser niño, desde entonces, era fundamentalmente ser
escolar. Lo que allí se aprendía sería determinante para el resto de la vida,
bajo la premisa de que el mundo no cambiaría demasiado dado que ya se había
encontrado el estadio ideal: la modernidad.
La época de
la sociedad educadora
Pues
bien, en nuestra hipótesis esta época está cambiando. Pero lo que estamos
viviendo son apenas signos, huellas y rastros de lo que será quizás una nueva
era en las formas como se educa la sociedad. El nombre de sociedad educadora,
en ese sentido, es apenas una categoría provisional que puede perder
significado según sea la dirección de los acontecimientos que apenas comenzamos
a vislumbrar. Cuando se trata de períodos de larga duración, las coyunturas
pueden durar cincuenta o más años, tal como lo plantea Wallerstein (1998) en su
concepción sobre el espacio-tiempo en la historia de occidente, de manera que
todavía estaríamos hablando hipotéticamente; es por eso que lo que planteamos
en este tercer apartado no pueden ser más que conjeturas. No pretendemos hacer
profecías; por eso no formamos parte del coro de los que cantan al fin de la
escuela o al fin de las responsabilidades del Estado frente a la educación.
Las
intensas e interesantes, si bien a veces dramáticas discusiones que animan hoy
en día el debate sobre la educación, expresan de alguna manera las diversas
tendencias que alinean las fuerzas en pugna por redefinir la tarea de la
educación.
la informacion esta publicada por las compañeras en el blogs esta interesante ya que la educacion va cambiando en el transcurso de las epocas transcurridas buscando una relacion maestro hacia el alumno de manera distinta a la tradicional una educacion que responda a las necesidades vitales de los educandos
ResponderEliminarme parecio interazante ya que la vision global de la pedagogia latinoamericana
ResponderEliminarha ido evolucionando a partir de las necesidadse de losinfantes por aprender y apropiarce de los conocimientos
La educación como un proceso se ha desarrollado teniendo en cuenta la historia propia del pueblo y ha estado sujeta a las manifestaciones culturales del mismo.
ResponderEliminarEsta ha sido manipulada, redirreccionada, orientada y renovada con el ánimo de desarrollar en el individuo experiencias de crecimiento integral...
Gissela Guzmán
Me gusto el corto viaje en el tiempo en cuanto al tema se refiere porque me permito conocer un poco más de la pedagogia latinoamericana y de que manera se trabaja en cada epoca.
ResponderEliminarInteresante el video me impacto ya que es viaje por 5 minutos y 52 segundos de enseñanza; en cuanto que hay una relación del docente con el mundo orientando y a prendiendo de él. Con distintas culturas, respondiendo a las necesidades, siendo el educador humanista. Aprendo como la pedagogía ha mejorando día tras día en muestro mundo de América latina
ResponderEliminardía tras día la educación ha ido evolucionado por el cual no ha permitido indagar de manera conceptual en la historia y como dijo un pedagogo ¨DE ENSAYO Y ERROR SE APRENDE¨
ResponderEliminarme parecio muy bueno el video pues nos permite tener una vision de la educacion latinoamericana, la importancia que se le da a las nesecidades de los educandos ,busca que sea una educacion humanista y revolucionaria en donde el maestro aprende de los estudiantes,dialoga con ellos, haciendo a un lado la corrupcion, la inequidad, la violencia, para lograr una mejor educacion y un cambio en el futuro.
ResponderEliminarLas ciencias pedagogas, la psicología infantil y la antropología educativa, este tipo de aprendizajes era indispensable para el proceso de hominizacion para saber que era hombre o mujer . los pueblos, las culturas han sufrido cambios en algunos aspectos favorable y desfavorable para educación actual.
ResponderEliminarRECORDAR ES VIVIR, pero algunos casos nos hace daño pero siempre queda al bueno de lo que indagamos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarme parecio muy interesante la lectura pues nos lleva a reflexionar sobre la importancia de que la educacion dia tras dia cambie, anteriormente en europa hacia referencia a las practicas de la iglesia, luego en la era del estado docente la educacion no solo era religiosa sino se debia aprender sobre, letras, numeros, ciencias, sin dejar de lado la fe, alli surgen nuevos sujetos como el escolar,el maestro y la escuela.
ResponderEliminarla informacion que encontraron es muy consisa e importante para nuestra formacion ya que nos permitira desarrollar de manera mas concreta cada uno de nuestros conocimientos.
ResponderEliminarLA EDUCACION CADA DIA VA CAMBIANDO, Y NOSOTRAS COMO FUTURAS PEDAGOGAS DEBEMOS ESTAR EN CONTINUO PROCESO DE APRENDIZAJE. Y ESTAR CAPACITADO PARA ORIENTAR EN LAS DIFERENTES CULTURAS.
ResponderEliminarnos orienta como estudiantes esta información sobre la evolución de la educación para mejorar nuestro aprendizaje autónomo para poder guiar a nuestros futuros profesionales para dar lo mejor como personas y docentes
ResponderEliminarCabe resaltar la importancia que contiene el aprendizaje significativo en especial en los niños ya que conjuga una serie de aspectos que permiten reforzar y descubrir habilidades propias de cada uno de ellos por otro lado la transversalidad de las diferentes dimensiones en los temas que el docente quiera tratar, desde un cuento hasta la utilizaciòn de centros de atenciòn, con un objeto animal o personaje, la gama de diversidad utilizando la ludica y el juego es infinita y nosotras como docentes debemos aplicar en dentro y fuera del aula, siempre teniendo en cuenta la creatividad y la imaginaciòn.
ResponderEliminarque buena cancion.... calle trece basandoce en la realidad del mundo... la educacion busca cambiar lo tradicional por una educacion que responda a las necesidades e intereses de los infantes, asi que tenemos que revolucionar y ser mas humansiticos.... y para nosotras las docentes no tenemos que olvidar que """" desde la conciencia se genera el cambio""
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